El Regreso a Casa.


Se había quedado dormida pero la cálida brisa la despertó. La piel de su espalda se erizo por un instante hasta el momento en que sintió mis dedos recorrerla. Al sentir mi presencia se giró y me miró tiernamente. Me regalo una de esas sonrisas tan hermosas. Yo no quise estropear el momento y acerque mis labios a su cara. Ella hizo algo que siempre me ha gustado. Me hizo sentir realmente querido. Entreabrió su boca y puso su lengua en mis labios.

Entonces el sentimiento nos desbordó a ambos y nos revolcamos en la cama en un desenfreno total. Ella me rasgó la camisa pero no me importó. Yo le mordí las orejas y me quiso responder de la misma manera pero no me dejé.

Cuando nos sentimos cansados nos quedamos respirando agitadamente. Por fin me levante, fui a la cocina y prepare comida. Necesitábamos recuperar fuerzas para lo que venía. Esa tarde no tenía que ir al trabajo así que teníamos varias horas para aprovechar. Había planeado todo, llevarla al parque, mirar las estrellas, y luego regresar y compartir la cama de nuevo. Ella parecía entenderme plenamente porque me veía desde el cuarto cubierta solo por las sábanas viendo la televisión y de vez en cuando me miraba con sus ojitos brillantes y bellos. Lo más importante, esos ojos y esa sonrisa eran míos.

En ese trance estábamos cuando sonó el teléfono.

No era posible. Había olvidado la cita con mi novia. Salí inmediatamente sin avisar.
Cuando regresé el ambiente era diferente. La televisión seguía prendida. Ella estaba en la cocina. No había comido. Al verme llegar me miró con tristeza y coraje pero no dijo nada. Ella sabía perfectamente de donde venía.

Me quise reivindicar y la traté de acariciar pero ella se apartó. De hecho su actitud fue realmente agresiva. Desistí y me tumbé en la cama. Si quería estar conmigo tendría que entender que no podía dejar a mi novia.

Ella lo entendió y se acostó junto a mí. Empezó a lamer mi oreja. Ella había regresado. Me giré para tenerla de frente y la jalé de los cabellos. Me tiró la mordida, luego un garrazo. Y así nos pasamos la noche mi perra y yo.

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